Atendamos el mensaje que hemos oído.
Atendamos el mensaje que hemos oído.
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1
Es importante que no tengamos la palabra de Dios como si fuera simplemente algo que busca calmar vuestras almas. No se trata de algo pasajero, es más bien de lo que necesitamos tener en nuestro corazón para que podamos vivir la vida que Dios demanda de nosotros.
Tenemos que seguir la voluntad de Dios, no por impulsos emocionales o por las ideas llena de filosofías y de humana sabiduría. La voluntad de Dios está en las escrituras, en el mensaje revelado para nuestra vida. Hagámonos la siguiente pregunta: ¿Estamos prestando atención al mensaje?
Es asombroso que anhelamos oír solo para satisfacer curiosidades y llenar nuestra cabeza de información bíblica. Vamos al templo para ver que nueva cosa dirá el predicador, y seguimos sin prestar atención a lo que Dios nos está guiando, es por eso que el consejo de hebreos 2:1 dice: es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído,…
Atender es:
Debemos atender al mensaje con diligencia, esto es con rapidez. El enemigo tiene un plan de que no prestemos atención a la palabra, para que no desarrollemos la vida del Espíritu que estamos supuesto a vivir por la palabra y en el poder de Espíritu Santo.
Atender al mensaje es no dejar escapar lo que Dios nos está hablando, hacer que entre la palabra por nuestros oídos. En Lucas 9:44 cuando Jesús hablaba de su muerte a sus discípulos les dijo: Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.
Nosotros somos de lo que esperamos, porque entendemos que esa es la que traerá los resultados que esperamos, pero la realidad es que en lo mayoría de los casos es mejor prestar atención a las cosas que hemos oído. No se trata de lo que vamos a oír, sino de lo que ya hemos escuchado. En 2 Pedro 1: 12 es lo que se está tratando de explicar: ..Yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
Esto es como asegurarse que nadie deje de prestar atención a lo que se ha dicho. Los mensajes hoy son el calmante para unas cuantas horas, cuando deben ser la herramienta necesaria para toda una vida en los propósitos eternos. Atendamos el mensaje, no es la música para que bailemos mientras esta suena, es llevar la palabra en el corazón contantemente para irla recordando siempre.
La razón por la cual vemos que muchos solo se emocionan el servicio pero no cambian, no logran dar el fruto que deben dar es por la falta de atender al mensaje como debe ser.
Muchas cosas cambiarían en nuestra vida, si dejáramos de entender la palabra como:
1- Una palabra poderosa.
2- Una palabra buena.
3- Una palabra tremenda.
4- Una palabra sorprendente.
Cambiarían muchas cosas en nosotros si escuchamos la palabra como instrucciones divinas que no debemos pasar por alto, más bien prestarle mucha atención. Qué bueno sería que al final del servicio usted pueda salir entendiendo que se le dio una instrucción divina que usted toma la responsabilidad de vivirla y ponerla en acción en su vida.
Para mí la palabra es buena, poderoso, sorprendente, tremenda, pero sobre todas esas cosas son las instrucciones divina para que yo ponga en acción en obediencia y amor al Dios que sirvo.
Pastor Abraham Luciano
Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1
Es importante que no tengamos la palabra de Dios como si fuera simplemente algo que busca calmar vuestras almas. No se trata de algo pasajero, es más bien de lo que necesitamos tener en nuestro corazón para que podamos vivir la vida que Dios demanda de nosotros.
Tenemos que seguir la voluntad de Dios, no por impulsos emocionales o por las ideas llena de filosofías y de humana sabiduría. La voluntad de Dios está en las escrituras, en el mensaje revelado para nuestra vida. Hagámonos la siguiente pregunta: ¿Estamos prestando atención al mensaje?
Es asombroso que anhelamos oír solo para satisfacer curiosidades y llenar nuestra cabeza de información bíblica. Vamos al templo para ver que nueva cosa dirá el predicador, y seguimos sin prestar atención a lo que Dios nos está guiando, es por eso que el consejo de hebreos 2:1 dice: es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído,…
Atender es:
- Abrir los ojos.
- No quitar los ojos.
- Tener en cuenta.
Debemos atender al mensaje con diligencia, esto es con rapidez. El enemigo tiene un plan de que no prestemos atención a la palabra, para que no desarrollemos la vida del Espíritu que estamos supuesto a vivir por la palabra y en el poder de Espíritu Santo.
Atender al mensaje es no dejar escapar lo que Dios nos está hablando, hacer que entre la palabra por nuestros oídos. En Lucas 9:44 cuando Jesús hablaba de su muerte a sus discípulos les dijo: Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres.
Nosotros somos de lo que esperamos, porque entendemos que esa es la que traerá los resultados que esperamos, pero la realidad es que en lo mayoría de los casos es mejor prestar atención a las cosas que hemos oído. No se trata de lo que vamos a oír, sino de lo que ya hemos escuchado. En 2 Pedro 1: 12 es lo que se está tratando de explicar: ..Yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
Esto es como asegurarse que nadie deje de prestar atención a lo que se ha dicho. Los mensajes hoy son el calmante para unas cuantas horas, cuando deben ser la herramienta necesaria para toda una vida en los propósitos eternos. Atendamos el mensaje, no es la música para que bailemos mientras esta suena, es llevar la palabra en el corazón contantemente para irla recordando siempre.
La razón por la cual vemos que muchos solo se emocionan el servicio pero no cambian, no logran dar el fruto que deben dar es por la falta de atender al mensaje como debe ser.
Muchas cosas cambiarían en nuestra vida, si dejáramos de entender la palabra como:
1- Una palabra poderosa.
2- Una palabra buena.
3- Una palabra tremenda.
4- Una palabra sorprendente.
Cambiarían muchas cosas en nosotros si escuchamos la palabra como instrucciones divinas que no debemos pasar por alto, más bien prestarle mucha atención. Qué bueno sería que al final del servicio usted pueda salir entendiendo que se le dio una instrucción divina que usted toma la responsabilidad de vivirla y ponerla en acción en su vida.
Para mí la palabra es buena, poderoso, sorprendente, tremenda, pero sobre todas esas cosas son las instrucciones divina para que yo ponga en acción en obediencia y amor al Dios que sirvo.
Pastor Abraham Luciano